Las aves son probablemente los animales más fácilmente observados en la reserva. Xaras y chipes abundan cerca del orquideario, colibríes y mosqueros vuelan alrededor de nuestra casa club, trogones y tucanetas se esconden en el denso follaje de nuestros bosques, codornices y colines se esconden bajo arbustos y pequeños árboles, y golondrinas vuelan en círculos sobre el hotel junto con una que otra ave rapaz. Hasta el momento hemos identificado 54 especies de aves, incluyendo varias especies en los grupos previamente mencionados además de motmots, la chachalaca, carpinteros, gateadores, cucaracheros, búhos, cucos, y muchos otros.
La familia de las orquídeas, Orchidaceae, incluye algunas de las flores más complejas del mundo en cuanto a estructura y a métodos para atraer polinizadores. Mientras la mayoría de gente que piensa en orquídeas se imagina preciosos arreglos o flores grandes y vistosas, la mayoría de orquídeas tienen flores pequeñas y muchas podrían pasar desapercibidas dado su color y tamaño.
Hay entre 800 y 1000 especies de orquídeas en Guatemala, la mayoría en las áreas húmedas y montañosas del país. En El Tular hemos identificado casi 100 diferentes especies, lo cual nos hace los dichosos protectores de 10% de las especies en el país. Muchas son terrestres, a veces caducas en el verano, pero la mayoría son epífitas, ancladas a la ramas de los árboles pero no alimentándose de los árboles como lo harían si fueran parásitas.
Tenemos un orquideario en la reserva, en el cual puedes observar de cerca más de 100 especies de orquídeas guatemaltecas epífitas. La mayoría de estas plantas han sido rescatadas de la reserva, mientras otras han sido regalos de amigos y clientes. Si quieres llegar a conocer nuestras especies terrestres, tendrás que recorrer nuestros numerosos senderos, donde podrás observarlas felizmente creciendo bajo la densa sombra de nuestros bosques.
Nuestra reserva de 60 hectáreas protege bosques de pino-encino típicos del área alrededor de la Ciudad de Guatemala antes de que la dispersión urbana y la agricultura dieran lugar a la deforestación masiva. En el santuario dominan varias especies de encino, varias especies de pino, y una especie de carpe o duraznillo. Hemos identificado plantas de 75 diferentes familias, incluyendo 19 especies de bromelias, casi 100 especies de orquídeas, dos cactus que crecen sobre árboles, dos especies no emparentadas de parásitas terrestres, y una variedad de flores silvestres y árboles.
Nuestro santuario también protege un humedal, el cual se mantiene verde alrededor del año y es hogar de varias especies de plantas acuáticas, como colas de caballo y tul. Nuestro pedacito de bosque nuboso es el hogar de miles de epífitas y por lo menos dos especies de helechos arborescentes y dos especies de helechos reviviscentes; estos últimos tienen láminas cuyo grosor es de solamente una célula y que se restringen a áreas muy húmedas.
A pesar de que en algún momento existió una fauna muy diversa en el departamento de Guatemala, el desarrollo urbano y la agricultura han acabado con las poblaciones de muchos de los animales más grandes y poco comunes que solían vivir en el área. Y mientras los bosques de nuestra reserva alguna vez tuvieron venados, coyotes y micoleones, junto con una variedad de felinos silvestres, tenemos la suerte de haber visto una variedad de animales en el par de años desde que se estableció la reserva.
Actualmente somos hogar de varias especies de culebras, lagartijas, ranas, sapos, y otros reptiles y anfibios, incluyendo a la rana de Morelet, Agalychnis moreletii, la cual se encuentra en grave peligro de extinción. También hemos visto varios mamíferos, incluyendo murciélagos, armadillos, zorros, zorrillos, musarañas, comadrejas, tacuazines, y varios roedores, incluyendo ratones, puercoespines, conejos y ardillas. Afortunadamente, también somos refugio de por lo menos una de las especies pequeñas de felinos, el yaguarundí.
Sabemos, sin embargo, que solo hemos comenzado a descubrir la riqueza de la reserva en cuanto a fauna. Además, conforme pasen los años y los bosques alrededor de la reserva y en el departamento de Guatemala sigan disminuyendo, nos aferraremos a nuestra misión y protegeremos nuestra vida silvestre, idealmente volviéndonos un lugar seguro para más y más animales.
Invierno
La época lluviosa en Guatemala se conoce comúnmente como “invierno”. El invierno en la reserva comienza en mayo y termina en noviembre. La temperatura durante el invierno es generalmente cómodamente templada. Aunque no llueve todos los días, llueve bastante seguido, generalmente llueve durante las tardes o noches, aunque a veces tenemos días enteros de lluvia o aguaceros matutinos que dan lugar a tardes soleadas. Las semillas de hierbas y arbustos anuales germinan y crecen rápidamente, mientras que las plantas que botaron sus hojas durante la época seca retoñan y se reverdecen. El área alrededor de nuestra casa club y búngalos a veces se inunda, por lo cual nuestras construcciones son elevadas – el agua nace en varios nacimientos que surgen del agua que cae en nuestros propios bosques.
Un sentimiento muy especial se adueña de El Tular en el invierno. Verás hongos de distintas formas y colores (desde azul hasta escarlata, algunos delgados como alambres y otros gordos y esféricos) decorando tierra y troncos, plantas verdaderamente parásitas surgiendo del suelo en diferentes partes de la reserva, una abundancia de musgos adornando piedras y humus, y una variedad de líquenes creciendo sobre ramas y troncos. También verás las ramas de muchos de nuestros árboles llenarse de vida – los helechos y las orquídeas epífitos generalmente crecen durante el invierno, uniéndose a las bromelias y muérdagos que crecen en lo alto de los árboles, añadiendo riqueza a la biodiversidad de nuestra reserva y proveyendo a incontables animales de comida y albergue. Nuestros bosques se llenan de vida en el invierno, y el lodo con el cual debemos irremediablemente lidiar es un precio pequeño que pagar para ser testigos de tal diversidad.
Verano
El verano, la época seca, comienza en noviembre y termina en mayo. El clima en El Tular puede ser algo frío durante el principio de la época seca y bastante cálido durante la segunda mitad. La humedad acumulada durante el invierno mantiene todo verde hasta diciembre o enero, cuando la falta de lluvia por fin comienza a tener un efecto sobre nuestros suelos y, por lo tanto, sobre muchas de las plantas que crecen en ellos. La grama que rodea la casa club y los búngalos se seca, y los arbustos y las hierbas anuales sueltan sus semillas y perecen. Mientras en la mayoría de nuestros bosques dominan los árboles de hojas perennes, en algunas áreas abundan los encinos y los duraznillos, los cuales responden a los relojes interiores que heredaron de sus ancestros norteños y botan sus hojas en preparación para un helado invierno. Algunos otros árboles, especialmente los de origen tropical, botan sus hojas para prevenir la pérdida de agua a través de ellas durante los meses de sequía.
Pero la reserva no pierde su belleza durante la época seca. La mayoría de flores silvestres y orquídeas florecen abundantemente durante el verano, tal vez porque el clima favorece la polinización por parte de aves e insectos, los cuales prefieren permanecer inactivos cuando llueve. Gracias a los cielos despejados, la época seca también es la mejor para observar aves, acampar, asolearse, o ver estrellas – el área alrededor de nuestra casa club ofrece vistas espectaculares de los cielos nocturnos y la Vía Láctea. A pesar de la falta de lluvia, la gran variedad de árboles y arbustos que protegemos ofrecen un entorno verde alrededor del año, y algunas personas podrían preguntarse cómo un lugar puede permanecer tan frondoso aun cuando no ha llovido por varios meses.